¿CÓMO PUEDE INFLUIR LA NUTRICIÓN EN LA REHABILITACIÓN DE UN DEPORTISTA?

En el sector deportivo son habituales las lesiones, ya que cuentan con una alta probabilidad de sufrir alteraciones negativas a nivel muscular, tendinoso u óseo.

La mayoría de deportistas profesionales ha sufrido una lesión de menor o mayor gravedad a lo largo de su carrera. Esto se debe a que cuando un deportista se aproxima a la élite de una determinada disciplina deportiva, se requiere un mayor volumen de entrenamiento para mantenerse y por extensión, aumenta la intensidad del entrenamiento, la fatiga acumulada, la exposición a determinados gestos repetitivos y la competitividad.

El deportista que padece la lesión, así como el club o equipo al que pertenece, ponen inmediatamente una solución para favorecer la óptima recuperación en el menor tiempo posible, por lo que recurren a un tratamiento de rehabilitación específico.

Éste puede ser desde masajes y contrastes de temperatura en la zona afectada, hasta operaciones quirúrgicas. Sin embargo, en este período de “inactividad” o reincorporación progresiva a la actividad física, la nutrición es un factor de suma importancia, ya que si el deportista sigue una alimentación adecuada tardará menos tiempo en mejorar su condición física.

En este sentido, se persiguen dos objetivos: favorecer la recuperación de la lesión a través de la nutrición y evitar modificar negativamente la composición corporal del deportista.

NUTRICIÓN PARA UNA CORRECTA RECUPERACIÓN

En la mayoría de ocasiones cuando se produce una lesión, se dañan tejidos. Éstos pueden ser músculos, tendones, ligamentos, nervios o huesos. Para que el tejido en mal estado se regenere y vuelva a su estado normal, hace falta incorporar en la dieta diferentes suplementos deportivos, como pueden ser:

Proteínas

Durante una lesión grave en la que el deportista ha tenido que disminuir drásticamente su actividad física, la masa muscular que estaba muy activa deja de estarlo. Esto puede derivar en una atrofia, disfuncionalidad y pérdida de la masa muscular, por lo que debemos evitar llegar a ese extremo.

Un consumo adecuado de proteínas de alto valor biológico nos ayudará a mantener la masa muscular ya que, este macronutriente constituye cada uno de los ladrillos que intervienen en la regeneración y recuperación no solo del tejido dañado (si se trata de una lesión tendinosa, ligamentosa, cartilaginosa o muscular) sino de la masa muscular general.

Es muy recomendable distribuir correctamente las proteínas consumidas en el día para reducir al máximo la probabilidad de perder masa muscular. Una alternativa sería emplear la misma cantidad de proteínas (en gramos) en cada ingesta.

Creatina

Se ha constatado su eficacia durante la fase de reposo al reducir la degradación bioquímica y estructural de la musculatura esquelética. Pero además de esto, durante una rehabilitación activa en la que el sujeto reintroduce progresivamente la actividad física, el sistema locomotor del deportista necesita reforzarse y volver a la condición física habitual. Precisamente a través del consumo de este complemento nutricional las ganancias de fuerza pueden incrementarse ayudándole a una recuperación total más pronta.

Leucina

Entre los 20 aminoácidos, la leucina es el que está más presente en la musculatura y puede ayudarnos a reducir la degradación muscular. Podemos obtener este aminoácido introduciendo en nuestra dieta raciones más generosas de proteína animal o a través de la suplementación.

Una correcta utilización de este suplemento sería tomar 3g en cada ingesta diaria.

Omega  3

Solo por su efecto antiinflamatorio, estos ácidos grasos deben estar presentes en la dieta de un deportista, y con más razón si está lesionado. La ingestión de 3 a 4 gramos al día (podemos encontrarlos en un filete de 200 gramos de salmón), puede actuar sinérgicamente con la leucina aumentando la síntesis de proteínas.

Por otro lado, hay que evitar aquellos alimentos proinflamatorios, como es el consumo excesivo de grasas saturadas u omega 6, que dificultan la disminución de la inflamación.

Vitamina D

Aparte de ayudarnos a fijar el calcio en los huesos, interviene en la síntesis de proteínas musculares, por ello puede favorecer la regeneración de tejido muscular y ayudarnos a mantener nuestra fuerza.

Si existe fractura o descalcificación ósea, el consumo de calcio y vitamina D es esencial para la recuperación. Quizás sea interesante introducir esta vitamina en forma de suplemento, ya que las fuentes de alimentos de este micronutriente no son tan usuales como en el caso del calcio.

Vitamina C

Contribuye en la síntesis del colágeno, una proteína fibrilar que podemos encontrar abundantemente en la piel, los huesos, los cartílagos y los tendones. Si hay una correcta síntesis de esta proteína, la regeneración de los tejidos dañados será más rápida.

Vitaminas del grupo B (en especial B6).

Estas vitaminas contribuyen a que se asimilen mejor las proteínas, ya que tienen función catalizadora y forman parte de la estructura de algunas enzimas encargadas de descomponer este macronutriente a su versión más simple, los aminoácidos. Cuando existe un adecuado aporte de este grupo de micronutrientes, vitaminas del grupo B, nuestro organismo se vuelve más eficaz a la hora de utilizar estos aminoácidos en diferentes funciones, entre ellas, la reparación muscular.

El tener que introducir en la dieta algún suplemento de los nutrientes mencionados dependerá del grado y del tipo de lesión. Deberá ser evaluado por un profesional de la alimentación.

NUTRICIÓN PARA EVITAR EMPEORAR LA COMPOSICIÓN CORPORAL

Tener en cuenta este segundo objetivo es muy importante, ya que para alcanzar cuanto antes el nivel óptimo de forma física, la composición corporal (masa muscular, masa ósea, porcentaje de grasa, y porcentaje de agua) deberá mantenerse en los niveles previos a la lesión. Este hecho es muy común observarlo en deportistas lesionados, ya que siguen comiendo de la misma forma que cuando entrenaban, por lo que, al gastar menos energía, engordan. Si hay una modificación negativa, como puede ser la pérdida de masa magra y elevación del porcentaje de grasa, volver a su anterior estado físico será aún más costoso.

Para prevenirlo, se debe ajustar al máximo su gasto energético total diario en el periodo de rehabilitación.

Será imprescindible tener en cuenta los dos factores, tanto la utilización inteligente de algunos nutrientes imprescindibles durante el periodo de rehabilitación y un acertado ajuste del gasto energético total diario para evitar empeorar la composición corporal si lo que se pretende es una recuperación óptima tras una lesión.

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